El comercio extremeño cierra un año pésimo

El comercio extremeño cierra un año pésimo

El comercio minorista extremeño ha vivido, por culpa de la pandemia, uno de sus peores años en cuanto a ventas. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el ejercicio de 2020 empezó con cifras alentadoras, de manera que en enero las ventas crecieron un 1,5% respecto al mismo mes del año anterior, tendencia que se reforzó en febrero, con una subida del 3,9%.

Sin embargo, a mediados de marzo llegó el confinamiento, y con ella el cierre de todos los comercios no esenciales, lo que provocó una caída de casi el 15%.

Esta caída se agudizó en abril y mayo (teniendo en cuenta que los datos se refieren a todo el comercio, incluido el de alimentación, que sí permaneció abierto, por lo que las caídas en el comercio no alimentación fueron mucho mayores).

Ni siquiera el fin del confinamiento alivió, puesto que las restricciones de aforos y de movilidad, y el propio temor de los ciudadanos al contacto y a salir a la calle, hizo que los descensos siguiesen acumulándose hasta octubre, que es hasta donde abarca la estadística del INE.

No parece que noviembre y diciembre vayan a solventar el panorama, dadas las limitaciones que persisten, incluso se han incrementado.

De este modo, los comerciantes han visto cómo sus ventas han caído de manera continuada, mientras tenían que hacer frente a los gastos fijos, en forma de alquileres, contratos de suministros, impuestos, tasas…

En lo que se refiere a ocupación, las cifras también marcan caídas, aunque mucho menos pronunciadas, unos números engañosos por cuanto están mediatizados por los ERTE.