El Secretario General de la CREEX, Javier Peinado, ha reclamado que se pongan en marcha medidas “inmediatas y eficaces” para paliar la repercusión de las desorbitadas subidas en la factura eléctrica sobre autónomos y empresas.
“Ya advertimos en junio de que este sistema tarifario perjudicaba a muchísimos negocios, y por desgracia el tiempo nos está dando la razón”, ha señalado.
Así, ha indicado que, como es lógico, estos negocios (comercios, peluquerías, bares, restaurantes, talleres, etcétera) no pueden aprovecharse de las horas denominadas ‘valle’ “porque no pueden trasladar su actividad a ese horario, ¿alguien concibe que una tienda, una peluquería o un restaurante abran solo de madrugada?”.
“Advertimos ya que esta bajada del IVA era un trampantojo, una medida cara a la galería que no beneficiaría al tejido productivo, y así ha sido”, explica el dirigente de la única organización que representa a todo el empresariado extremeño.
De este modo, negocios ya muy tocados por las restricciones derivadas de la pandemia ven como se pone un nuevo lastre a su posible recuperación: lo que podía tener de beneficioso cierto incremento de la actividad se lo lleva la factura de la luz.
“El verano, el calor, acentúa además el problema, porque no es concebible que se funcione en los locales sin aire acondicionado, y cualquier máquina de refrigeración de mercancías tiene que funcionar a mayor rendimiento, es un sinsentido total”, afirma Peinado.
Medidas eficaces y urgentes
Por ello, y a la espera de que a medio o largo plazo se realice la tantas veces anunciada revisión del sistema de fijación de precios, el Secretario General de la CREEX reclama medidas urgentes e inmediatas.
Entre ellas serían la compensación de los sobrecostes, bien sea con un sistema de ayudas directas sobre el recibo de la luz o bien sea reduciendo la carga impositiva de la factura para paliar los incrementos “puesto que no hay que olvidar que ahí el Gobierno tiene un amplio margen, ya que el 55% del recibo son impuestos y otros conceptos ajenos al consumo en sí, y cuya aplicación debería entrar en moratoria hasta que el precio se coloque en un nivel aceptable”.
Javier Peinado ha comentado además que la voracidad recaudatoria (a mayor precio del kilowatio-hora, más impuestos, ya que son porcentuales) no debe cegar al Gobierno, “porque sería el cuento de la gallina de los huevos de oro: si con estos costes obligan al cierre de las empresas y actividad de los autónomos, los impuestos que se les podrían cobrar serían cero, y además las arcas públicas tendrían que asumir el sobrecoste de las prestaciones de los trabajadores que se vayan al paro”.
Así pues, ayudas directas sobre la factura, o bien una moratoria fiscal hasta que el precio baje son exigencias a corto plazo “si queremos que el tejido productivo sobreviva”.