Durante 2019, el PIB extremeño creció un 1,4%, es decir, seis décimas menos que la media española. En cuanto al PIB por habitante, se situó en Extremadura en 19.432 euros, superando solo a Melilla, y a 7.000 euros de la media nacional. Es decir el PIB per cápita extremeño está en el 73,5% de la media. Es decir, en la última década, Extremadura apenas ha convergido en dos puntos.
A la vista de estos datos, el Secretario General de la Confederación Regional Empresarial Extremeña (CREEX), Javier Peinado, ha vuelto a insistir en que la Comunidad Extremeña necesita “un trato especial, un esfuerzo adicional por parte del Gobierno de España, que vaya orientado a paliar los problemas estructurales que nos impiden converger”.
Peinado ha señalado que este esfuerzo iría tanto en la dotación de infraestructuras de comunicaciones y telecomunicaciones, como en los apoyos a la inversión productiva con ayudas directas e incentivos fiscales, un plan de ayudas a la modernización y la digitalización de las empresas y un plan de empleo que marque tanto apoyo a la contratación como cualificación y formación del capital humano.
“Es imposible competir, imposible converger, si el resto de participantes va en un Fórmula 1 y a nosotros nos dan un coche de pedales; tienen que ponernos en igualdad de condiciones, y entonces ya podríamos competir”, ha asegurado.
Además, ha advertido que estos datos del PIB “no son solo cifras sobre un papel, influyen en la vida de las personas, porque si el crecimiento extremeño es tan débil, y la actividad económica da para tan poco, y además centrada en ciertos sectores, es inevitable que la gente se marche, precisamente a las regiones ‘Fórmula 1’, y la despoblación entrará en una fase sin retorno”.
El dirigente de la organización más representativa del empresariado extremeño ha concluido con una reflexión: “me preguntó por qué si para la UE Extremadura es objetivo 1 por su situación, y si el Gobierno de España ha reclamado hace unos días un trato solidario por parte de los 27, ese mismo Gobierno no tiene la misma sensibilidad a la hora de valorar cuestiones como que el talento se marcha por falta de oportunidades, que muchos de nuestros pueblos no tienen un acceso digno a internet, que no tenemos ni un solo kilómetro de vía electrificada, que los planes de autovías están congelados, que empresas y autónomos tienen dificultades para hacer frente a las inversiones que supone la digitalización, etcétera. No pedimos privilegios, pedimos justicia, que se nos ponga al nivel del resto, y luego nosotros haremos lo que haya que hacer”.