Como un año de claroscuros, donde la mayor parte de pymes y autónomos no ha logrado aún recuperar los niveles de rentabilidad previos a la pandemia, ha definido Javier Peinado, Secretario General de la CREEX, el año 2022.
Así, indica que el ejercicio empezó “potente en lo económico y lo social, con la sensación de liberación tras la dureza de 2020 y 2021 por la pandemia, con el lógico rebote de la economía; sin embargo, a medida que pasaban los meses esto empezó a desinflarse tanto por la irrupción de la guerra en Ucrania como por los efectos que se arrastraban de la pandemia en forma de desequilibrio entre oferta y demanda que alimentó la inflación”.
La llegada del verano supuso un impulso, especialmente al turismo, pero ya se apuntaba a un último trimestre de año complicado, aunque está siendo menos duro de lo esperado.
Ha habido, explica Peinado, muchas variables que han incidido en que las empresas y autónomos, pese al gran esfuerzo que han realizado, no hayan logrado recuperar los niveles prepandemia. “Esto afecta al menos a la mitad de las empresas, pero con mucha más incidencia en las micropymes y autónomos”, señala.
Las cifras macro, añade, no ayudan: incremento de la inflación, costes de energía y materias primas disparados, subida de los costes financieros por el alza de tipos que ya está afectando a la inversión productiva y un altísimo grado de incertidumbre debido a la guerra “y no hay nada peor para la economía que la inseguridad”.
Optimismo moderado de cara a 2023
En cuanto a las perspectivas cara a 2023, el dirigente de la única organización que representa a todo el tejido productivo extremeño detecta “una sensación de optimismo, también debida a que venimos de una situación muy mala y el escenario es algo mejor, pero sin olvidar la realidad, que es que muchas micropymes y autónomos no se han recuperado; hay expectativas de que esto suceda en 2023 o 2024, pero queda mucho por recorrer”.
Así, pese a los incrementos del PIB, todavía no se han recuperado las cifras prepandemia: “los empresarios tenemos la obligación de ser optimistas porque si no fuera así hubiesen caído muchas más empresas de las que han caído, pero también realistas, porque vivimos muy pegados a la tierra. Las incertidumbres siguen ahí, pero quizá, si se actúa bien con los Next Generation, que van con mucho retraso, podremos sortear mejor este temporal”.
Apelando al pragmatismo, Peinado apunta que en Extremadura “no podemos estar peor de lo que estábamos, así que en la nueva visión de la economía derivada del caos que provocó la pandemia, quizá tengamos la oportunidad de escalar puestos”. En este sentido, ha hecho alusión a que Europa se ha dado cuenta de que la deslocalización de la industria ha traído graves problemas por cierre especialmente en la zona asiática de fábricas de productos semielaborados y elaborados y también por alteraciones en la cadena logística: “en esta nueva mentalidad, la de ‘relocalizar’, Extremadura tiene un nuevo espacio de oportunidades para que el sector industrial vaya alcanzando el nivel de incidencia en el PIB regional que correspondería”.
Como factores a corregir para hacer esto posible, el Secretario General de la CREEX alude al déficit de infraestructuras “y no solo el tren, sino de telecomunicaciones, hidráulicas o de energía, que necesitamos igualar al resto”.
Asimismo, debe fortalecerse el capital humano: “nuestra región decrece en población y tenemos que crecer tanto por natalidad como facilitando la llegada de personas de otras regiones y países, haciéndoles un hueco, a la vez que mediante la formación mejoramos las capacidades de la gente de aquí que aspira a encontrar un empleo”.